El sentimiento de lo íntimo

Liliana Denicola, APA

Tanto la literatura como la poesía, el arte en general, intentaron definir este sentimiento y es el psicoanálisis –a través de su dispositivo– el que ofrece un lugar para la intimidad.

El ideal de transparencia que propone nuestra época se halla en dirección opuesta a la necesidad de intimidad que el hombre requiere. Aquella transparencia que traspasa las barreras, que la ley de lo público y lo privado indica y que traspasa también la puerta que sirve desde su creación a delimitar lo sagrado de lo profano. Aquella transparencia que exige el poder autoritario al ciudadano a través de prácticas humillantes (pensemos en los cuerpos desnudos de los campos de concentración).

La intimidad, a toda costa defendida por el hombre aún en las situaciones más aberrantes, se hace difícil de asir cuando tratamos de definirla. A pesar que nos referimos a ella innumerables veces: la intimidad de la pareja, partes íntimas, palabras íntimas etc, es un vocablo que usamos como calificativo aunque tengamos de lo íntimo vagas sensaciones y borrosas imágenes.

El concepto de lo íntimo no puede eludir y dejar de aludir a una connotación sexual.

Es aquello que transcurre a la sombra y por ello se relaciona con el secreto, secreto que en la sesión pedimos al paciente que renuncie. Un analizante cuando “confesó” contrito la fantasía que acompañaba su masturbación expresaba: “ahora que se lo dije ya no tiene más efecto”. ¿Es que entonces lo importante no era el contenido si no el permanecer en ese espacio recóndito de lo íntimo? ¿Era entonces lo secreto lo que daba la condición de goce?

El decir calculado desde un saber, desde la reflexión, se quiebra por la insistencia del inconsciente y es allí en esa apertura, más allá de una decisión consciente, que la escucha analítica opera, punto opuesto a los resultados que produce la confesión. La fantasía confesada no es lo íntimo pero se define como tal en su condición de secreto.

Gaston Bachelard define a la casa como un espacio de intimidad. “El hombre –dice este autor– suplanta contingencias, multiplica su continuidad. Sin ella el hombre sería un ser disperso”. Observemos cómo articula el concepto de intimidad, con la continuidad, ¿acaso con la mismidad?.

Un modelo interesante, no por ello menos limitado, es el de la espiral, repetida en la naturaleza, tomada por el arte y cuyo exponente es el caracol. Jacob Bernoulli (1654-1705) la llamó la Spira Mirabilis. Esta curva constituida por una espiral con movimientos circulares crecientes y de un origen incierto me remite, en analogía, al proceso de constitución del aparato psíquico. Cada vuelta, necesariamente secretada por la parte blanda del caracol, proviene de la imposibilidad de vivir en un espacio reducido para su crecimiento y podemos destacar que la vuelta anterior es siempre cerrada, sellada (decimos del secreto que debe ser sellado). Sin estas vueltas se le hace imposible sobrevivir. Cada vuelta es la vida y lleva en sí el secreto de su muerte.

La caparazón construida muere en cada vuelta y pasa a ser fundamento que permite la vida. Agreguemos que la parte blanda del molusco guardará cierta distancia del sistema sellado.

La teoría freudiana luego de buscar una causa inicial, recuerdo tras recuerdo, considera las construcciones, a las ficciones, como caparazones espiraladas (equiangulares) que en su exploración nos conducen a la oscuridad (la garganta de Irma, su intimidad). Clave que Freud vislumbra en su sueño paradigmático: la oscuridad, el continente negro, lo imposible.

La profundidad en la que buceamos es un espacio ilimitado sin tiempo ni espacio. Dependerá de la constitución del ensueño que se contornee lo íntimo, el refugio donde hallarnos.

Los sistemas de creencias como los sueños, son productos que a la manera del fetiche intentan cubrir el vacío y la escena construida sería como la espira, una vuelta que permite un movimiento de progresión que a la vez aleja de un real palpitante.

Bibliografía

  • Bachelard, Gaston (1957) La poética del espacio. Ed. Fondo de Cultura Económica.
  • Baudrillard, Jean (1991) La transparencia del mal. Barcelona. Ed. Anagrama.
  • Denicola, Liliana (2016) Psicoanálisis, intimidad y palabra poética presentado en el VIVsimposio de APA, Año 2016.
  • Derrida, Jacques Ferraris Mauricio (2009)El gusto del secreto. Buenos Aires Ed. Amorrortu.
  • Freud,S(1900) La interpretación de los sueños. Buenos Aires, AE, IV
  • Freud, S (1923) El Yo y el Ello. Buenos Aires, AE, XIX