Fanatismo y prejuicio
Patricia Romero Day, APA
El fanatismo frena el dispositivo de demora que implica pasar del pensar a la acción y suelta el deseo no procesado de odiar y aniquilar. Toma la parte por el todo y arremete, con un juicio de realidad incompleto.
Frena el dolor de enfrentarse con los propios límites y aceptar que aquello que resulta desagradable puede ser beneficioso o necesario. Impide fragmentar operativamente la realidad y produce bloques primarios controlados por el principio de placer y no de realidad.
La complejidad de un análisis que puede considerar rasgos discriminados es patrimonio de un psiquismo elaborado, beneficio de un porcentaje pequeño de la humanidad. El sufrimiento narcisística que implica no ser poseedor de la verdad absoluta, el valor de enfrentar los propios límites, aceptar las diferencias y el derecho del otro como semejante….son de un alto costo y requiere un esfuerzo psíquico no siempre a nuestro alcance.
Lo atacado en otro suele ser algo que, o espeja una característica proyectada, o algo deseado para sí que se supone apropiado por otro que no lo merece.
Los inmigrantes roban el trabajo, las mujeres atractivas los hombres, etc. Los vagos que no hacen nada…(espejito ¿haces tanto?) Aquello odiado, atacado, amenazante: Los judíos para los nazis ¿Pero qué era lo amenazante, lo declarado u otra cosa? Se transforma en amenazante alguien que posee algo que no se entiende, pero es un bien, y como la tendencia propia es a dominar, se le adjudica al otro la misma tendencia. Sería “si yo tuviese eso me aprovecharía del otro, por lo tanto él se va a aprovechar de mí”. El fanatismo necesita de la creación intrapsíquica del enemigo, y allí es importante el lugar que damos al semejante:
- Modelo (riesgo de envidia aniquilante si no puede convertirse en identificación y admiración. Si no se logra el modelo debe ser aniquilado para evitar el sufrimiento de no alcanzarlo).
- Ayudante (seducido o maltratado, pero siempre puesto en lugar de súbdito).
- Rival (claramente sin darle lugar, él o yo, debe ser vencido).
- Objeto de amor (con suerte pasando del enamoramiento al amor, donde la castración es aceptada, si se mantiene en ideal se revierte en odio).
La Pasión está bien… el fanatismo mal… ¡pero qué sutil diferencia puede haber! El Ideal convoca, atrae, y al cambiar su curso no es detectado por alguien acalorado. No solo la mujer golpeada insiste en recordar a quien la sedujo, y se resiste al abandono de lo que descubre…lo mismo pasa con las ideas políticas. Por eso el catolicismo se transforma en Inquisición, con quema de brujas, judíos (herejes) y persecución a Galileo… como ejemplo histórico lejano de situaciones cotidianas que observamos.
Prejuicio: Supone un “ellos” en los que no se está incluido. Rompe con la configuración del otro como prójimo, con un núcleo diferente, pero un reconocimiento virtual de semejanzas. Y la parte toma el lugar del todo. Generalizaciones que convierten un rasgo en una persona, o en un grupo humano. Ese “todos” cambia según donde se vea el rasgo, o se lo imagine, no hay conciencia que todo lo humano nos incluye, que en cada rasgo podemos vernos espejados en algún momento, o en alguna situación… Alcanzó en el holocausto para matar seres diversos, todos humanos, aglutinados en una representación que permitía configurar un enemigo y unirse narcisísticamente para matarlos: “nosotros los “gentiles”, ellos los diabólicos”. En cada genocidio ello se repite, en cada persecución…la matanza de los armenios, los indígenas americanos, los comunistas… Una nacionalidad, una raza (cada vez más difícil de acotar, ya que la globalización de las invasiones y conquistas felizmente aúna en la raza “humano”, ya científicamente imposible de negar) una cultura, las religiones… Allí donde un rasgo permite el factor común y se puede configurar una entidad, una masa, aparece el “ellos”, culpables de las desgracias. Aunque en ese “ellos” haya la misma diversidad que en cualquier grupo humano: buenos, malos, lindos, feos…
Narcisismo de his magesty the baby defendido en fortaleza yoica, ¡mal defendido, porque el exceso no es buena defensa sino un escudos espurio, que deja también al atacante débil e indefenso. Los soldados americanos que ganan guerras, mueren (héroes) o vuelven (molestias) de países que no conocían y sin saber muy bien por qué luchaban, pero provistos de slogans que sostienen su unión al modelo, que los aniquila a su favor. Confusión de imagen con símbolo, de emblema con contenido. Se elimina a los propios así como a los ajenos. Los millones que murieron en la segunda guerra son un buen ejemplo, cuando si se hubieran abierto las fronteras y protegido a quienes eran perseguidos otra hubiera sido la historia, como hoy con Siria.
Negando al otro su semejanza y la dependencia mutua para la supervivencia, se menoscaba la capacidad del sujeto de saber, aprender, compartir, enseñar… El que acumula no se libra de la envidia, aunque ésta ha desplazado la atención al objeto y no al sujeto que sabe hacer. Si logra ver la capacidad del sujeto querrá aprender, ¡y construirá una relación, un vínculo!
Hecho 1:
—Nati: “No me vas a negar que todos los chinos son sucios”
—Pat: Creo que si conozco cuatro chinos es mucho: un compañero de Facultad en Iowa, cursamos juntos Retórica ¡no era sucio!, la gente del supermercado de mi cuadra son prolijos y honestos… ¿cuántos millones son ahora? No creo que me alcance para una estadística.
—Finalmente los rechazados no eran chinos sino coreanos, tampoco para hacer ninguna estadística… ¿en su familia seguro no hay ningún sucio?¿o ella, en algún aspecto, no pelea su “suciedad”?
Hecho 2:
—Ada:Ayer fui a tomar un colectivo y te aseguro que de diez yo era la única con pinta de argentina.
—¿Eran todos rubios de ojos celestes? (con humor)
—¡No me tomes el pelo, justo lo opuesto!
—O sea que parecían más originarios que inmigrantes…
—¡Cambiemos de tema, vamos a pelear y no quiero!
—¿Por qué pelear? ¿No podemos analizar la problemática? Por ejemplo ¿vos o yo, cual tiene más pinta de argentina? Pero podés contarme por qué no te gustan… “esos”.
—Entiende el punto, podemos ir hacia la desconfianza al extranjero, ponerse en el lugar del otro… pensar el lugar de los abuelos, las raíces, la pertenencia… la empatía.