El amor en la contemporaneidad

Vínculos amorosos y convivencia

Enfocaré este breve aporte desde la óptica del consultorio del analista.

Ya sea que la consulta se efectúe individualmente -lo más usual- o sea demandada directamente como abordaje de pareja, podemos decir sin demasiado temor a equivocarnos, que las vicisitudes de la vida amorosa están entre las causas más frecuentes de motivo de consulta, manifiesta o latentemente. Si no encabezan la lista, están habitualmente presentes.

Dificultades para la convivencia satisfactoria e imposibilidad de encontrar o sostener un vínculo amoroso estable, son dos los grandes asuntos que se nos presentan en la clínica propia y en la que compartimos en diferentes foros con colegas.

La índole de estas dificultades quedan abarcadas en regla general por aquello que los analistas venimos estudiando a partir de la obra freudiana bajo el rótulo de Malestar en la cultura y Los vasallajes del yo, aunque su complejidad excede largamente lo así enunciado.

Es difícil establecer cuánto de contemporáneo tienen estas problemáticas, pues los arreglos más convencionales o tradicionales de tramitar la vida amorosa han demostrado un importante nivel de falibilidad, y es por eso que no dejan de ensayarse variantes más o menos novedosas de llevar adelante este arduo trabajo psíquico que implica ser parte de un vínculo / estar con el otro. Las nuevas formas no han probado aún sus beneficios y están por verse los nuevos problemas que acarreen.

No está de más recordar que el hombre aislado es una abstracción, y que la indefensión originaria de los seres humanos nos lleva a plantear la inexistencia del in-dividuo como tal.

Nos humanizamos en vínculos que a la par que constituimos, nos constituyen. Está planteado con razonable credibilidad que la primaria tendencia al apego al otro humano, estaría entre las ventajas comparativas que posibilitaron el agrupamiento y la sociabilidad como herramientas de crecimiento, progreso y expansión del género humano, a la par de plantear como constante desafío nuevas “soluciones” para el problema de la coexistencia con los otros.

Volviendo a las situaciones concretas que nos plantean nuestros pacientes, entre los desafíos de la vida amorosa contemporánea –tal como se desarrolla en las grandes ciudades–, es conveniente tener presente cuestiones tales como:

  • Cuidar los espacios disponibles para la vida de la pareja, a la par que legitimar los espacios propios y los del otro;
  • Tratar de ponerse en el lugar desde el cual podamos hacernos una mejor idea de cómo está pensando y vivenciando la otra persona, advirtiendo que es evidente que no es posible que una sola de las partes detente toda la razón;
  • Recordar que la comunicación verbal es polifónica por definición y, por lo tanto lo que emitimos como mensaje está sujeto a cómo que sea decodificado por el receptor y, finalmente, que:
  • ante el litigio que crece, alguien tiene que ceder para aliviar la tensión interpersonal, sin la connotación de sometimiento, sino con alternancia y la perspectiva de que las cosas puedan aclararse en una segunda instancia, que bien puede ser el consultorio del analista, individualmente o en pareja.