Frankenstein versus el monstruo-bullying

Dra. Ana Rozenbaum, Miembro de APA

¿Cómo entender el fenómeno del bullying, término que remite a ciertos comportamientos llevados a cabo por niños o adolescentes?

Se trata de una conmoción que va creando un nuevo imaginario, un prejuicio que lleva a considerarlos “monstruos”. Este imaginario sin duda afecta a toda la sociedad, que siente miedo, horror o rechazo.

Y a propósito de monstruos: En la ya clásica novela de la literatura de terror de M. Shelley, el protagonista, Frankenstein, decide crear un ser a su semejanza al que luego rechaza debido a su aspecto monstruoso. Y así, a partir de la aparición de este semejante-diferente, ingresamos de lleno en el terreno de lo siniestro.

A lo largo de esta novela acerca de las pasiones humanas, paulatinamente se irá desencadenando una violencia inusitada, que provocará intensos sufrimientos, tanto en Frankenstein como en la criatura a la que dio vida, cual un traumático bullyng de ida y vuelta.

Pero, paradójicamente, el libro se inicia con una carta que el relator de la historia escribe a su hermana, en la que expresa: Tengo un deseo que no he podido satisfacer y cuya ausencia percibo como el peor de todos mis males. No tengo ningún amigo. Siento con amargura la ausencia de una amistad.

Sin embargo, a continuación, y ya en el relato, la violencia va a entrar en escena para ya no abandonarla hasta el dramático final.

Y si bien es verdad que no hay humanidad sin violencia, también es verdad que esto concierne a las violencias inevitables que marcan al individuo como ser hablante y como sujeto de deseo; se trata de una violencia simbólica que debemos distinguir de esa otra forma de violencia, que contiene una potencialidad destructiva.

Bien sabemos cuánta violencia puede albergar la mente de un sujeto, pero también sabemos que habitualmente queda restringida a su fantasía y que, a veces, puede llegar a expresarla con palabras.

Pero una inmensa frontera separa la fantasía del acto.

Se suele adjudicar este tipo de conductas a niños o jóvenes carenciados en el orden de lo afectivo, es como si creyeran que la familia o la sociedad tienen una deuda con ellos, que ellos mismos se encargan de cobrar a su manera.

Eso es exactamente lo que expresa el sujeto-monstruo creado por Frankenstein en su afán de venganza: El simplemente anhelaba un amigo, y más adelante pide, hasta implora, aunque sea una compañera.

Recordemos entonces que el niño que entra en escena de la mano del psicoanálisis quiebra la ilusión del niño maravilloso. Ni ángel ni demonio, sino simplemente un sujeto.

Un sujeto que se forma o se deforma de acuerdo a un medio ambiente facilitador o deformador, y que conduce a la historia y prehistoria en dirección de las generaciones anteriores.

El paso gigantesco dado por Freud fue superar la antinomia normal/patológico; y buscar ahondar la comprensión del conflicto. Crueldad y altruismo no son esencias diferentes sino caras antitéticas de un proceso que admite metamorfosis y evolución.

Y desde luego, bullying no es un diagnóstico psicológico, puede existir tanto en un individuo normal, en un neurótico, como en un psicótico.

Tampoco podemos adjudicar los elementos explicativos sólo a factores intrapsíquicos o familiares, ni tampoco, realizar una reducción inversa: transferir la problemática a factores sociales diluyendo al sujeto en el afuera. Mantener la necesaria diferenciación, tensión y articulación entre estos diferentes espacios puede permitir salir de la monocausalidad.

Pensado de este modo, es factible también, escapar a juicios de valor remitidos a la “bondad” o “maldad” de los sujetos de carne y hueso involucrados en el bullying, y tender una mirada abarcativa hacia el sufrimiento de cada uno de los que están comprometidos en una trama que los apresa, o, peor aún, los deja caer.

Al fin y al cabo, el monstruo creado por Frankenstein pedía simplemente que se le tendiera una mano para evitar así muchas penurias.

¿Acaso el psicoanálisis creado por Freud no podrá tenderle una mano al bullying al servicio de que la amistad sea no sólo un bien deseable sino posible?