Psicoanálisis en tiempos de la tecno-cultura

La adolescencia en tiempos de la web. Del lazo virtual al lazo social

Lic. Laura Katz, Miembro de APA

El mundo digital se ha instalado, sus efectos en la cultura, en la comunicación, en los vínculos es indiscutible. La virtualidad ha permitido que se puedan habitar múltiples espacios en forma simultánea, hoy circulamos por distintos pantallas en cuestión de segundos. El mundo digital revolucionó las formas de comunicación del sujeto actual y, al mismo tiempo, determinó nuevos modos de intercambio social. Sabemos que el sujeto modifica, según las épocas, sus modos de comunicarse, pero también los de interactuar con otros.
Me pregunto:
¿Por qué suponer que el lazo con los otros ha perdido intensidad, por el hecho de que sea virtual?
¿Qué estatuto tendría en los adolescentes que el lazo entre los pares se establezca a través de las redes sociales?

Paula Sibila (2008), señala cómo las redes sociales se convirtieron en ventanas siempre abiertas y conectadas. Los blogs, fotologs, Facebook, YouTube, Instagram, confirman esta tendencia. Detalles de la vida privada se suben a la red y millones de ojos pueden dar un vistazo, lo íntimo pasa a ser público en cuestión de segundos. El mundo virtual ha corrido de lugar las coordenadas tradicionales en relación al lazo social ya que el mismo deja de manera explícita una alta exposición de la intimidad y dominio de la visibilidad.

Más preguntas:

¿Los vinculos afectivos pueden evitar hoy, no tener en cuenta hoy el impacto que tiene la extensa conectividad digital?.

Esta pregunta me lleva a formular otro interrogante ligado a mi práctica como pasicoanalista y es la siguiente:

¿Qué desafíos enfrenta nuestra clínica psicoanalítica estando inmersos, como analistas, en tanto “inmigrantes digitales” en este complejo contexto tecnológico?

Es imposible pensar hoy que estos cambios no tengan un lugar en nuestros consultorios. Es imposible pensar hoy, en poner una barrera para que la tecnología no perturbe lo que se denomina el “campo analítico”. El whatsapp, Facebook, mails, soportes variados que muestran formas variadas de lenguaje, las fotos, los mensajes, el intercambio de chat forman parte hoy del material que traen los analizantes y por lo tanto ocupan un lugar en la transferencia. se torna ineludible para los psicoanalistas tener en cuenta estos nuevos códigos y fenómenos que están surgiendo. El desafío sería entonces poder pensar nuestra clínica, sin desestimar los fundamentos legados por Freud.
Durante la adolescencia sabemos que la mirada del otro semejante,cobra una fuerza inusitada. La asunción de la nueva imagen corporal se hace necesaria y por lo tanto se vuelve imperioso encontrar nuevos espejos que devuelvan imágenes integradas de un cuerpo que entra lentamente al huracán pulsional. Estos nuevos espejos ya no son los padres, éstos comienzan a correrse dejando espacio a los pares, y son ellos los que comienzan a tener más visibilidad.

La adolescencia inicia un trabajo de reapropiación, de una autonomía que se incrementa. Llevarlo a cabo en soledad es demasiado cuesta arriba y, aunque el trabajo interior es imprescindible, una porción de la atracción que ejercían de las figuras parentales (con la ambivalencia consiguiente) se terceriza en figuras exogámicas.

¿Cómo se configura hoy para los adolescentes la relación con los pares en tanto son atravesados por la lógica de la simultaneidad y la hipertextualidad?

En espacios como Facebook, Twitter, Instagram, blogs, chats, etc., se ofrecen nuevos modos de como las personas interactúan entre sí. Según el uso que cada uno haga de este medio, se pone en evidencia diferentes visiones del mundo que tienen los distintos sujetos que interactúan y/o se perfilan, como así también, diferentes modos en la presentación que cada cual hace de sí mismo.

Ser parte de una red crea un sentido de pertenencia, un sentido de identidad al considerarse parte de una comunidad virtual. El sujeto puede tener exposición sin estar realmente expuesto. Se crea la ilusión de ser seguido, incluido o aceptado en el espacio virtual, como así también puede ser objeto de la agresividad de parte de otros y generar una relación de tensión con ese otro.

Las redes sociales, como nuevos espacios de intercambio son complejas y se pueden disponer de diversas maneras. Se trata de espacios en donde se pueden desplegar características y particularidades de cada sujeto.

Desde esta perspectiva la amistad hoy, adquiere una referencia múltiple, tan amplia como la extensión de la web, se presenta más como un fenómeno de entramado entre complejos y variados lazos a partir de las redes de contacto. La red, se constituye así en una superficie donde continua la interacción pero off line, como un continuo habitable. El sujeto accede a una inscripción en este espacio virtual, asume un rol en la puesta de la identidad virtual. Cada joven construirá en el ciberespacio algo diferente, entendiendo cada ciberespacio como una “superficie escritural“. Cada uno hace en esa superficie una marca personal, ya sea editando su perfil, escribiendo en su muro de facebook, marcando likes en aquello que le gusta, bajando de diferentes servidores peliculas, videos, juegos o canciones preferidas. Lo más interesante es que todo este mundo singular a su vez se puede compartir con otro, construyendo de esta manera un nuevo modo de lazo social. No hay dudas de que es en la adolescencia, entendiendo este momento como una estación de relevo, en donde el otro semejante tomará la investidura que el joven les ha quitado a los padres, y posibilitará la exogamia.

Si estamos de acuerdo con que en el mundo adolescente las relaciones con el otro, virtual, hacen lazo social y ocupan un lugar privilegiado, habría que estar atentos que, la virtualidad no despoje el valor afectivo con el otro, impidiendo la posibilidad de investir al otro semejante. Las redes sociales pueden generar tanto espacios de homogenización como de diferenciación, los adolescentes pueden o quedar aplastados en una masa homogénea o brindarle herramientas para que puedan desplegar sus marcas singulares y creativas. Paula Sibilia en su texto: Yo, un espectáculo, dice en relación a cómo es el transitar en este mundo entre pantallas en donde se atraen las miradas ajenas y a la vez se valoriza la imagen personal para “posicionar la marca de su yo“, que se transita para poder transformarse en un personaje lo más “aurático” posible”, entendiendo el “aura” en términos de Walter Benjamin, como aquella singularidad del aquí y ahora que hacía que cada obra de arte original fuera única, dotada de cualidades exclusivas y sagradas.