Adolescencia y cibernética: de lo cultural a lo sintomático

Dra. Claudia Amburgo de Rabinovich, Miembro titular de APA

La tecnología ya está entre nosotros lo cual otorga beneficios como el de despertar nuevas áreas del pensamiento y de ingenio y también el despliegue de sintomatología teñida del simbolismo de la época según la forma en que se usa y el tiempo que se le dedica.

Desarrollaré tres ideas para poder pensar la relación «actual» del adolescente con las redes sociales:

  1. Aquello que permanece a pesar de lo cultural y de la época, la Angustia.
  2. Lo significativo de la pulsión escópica, ver y mirar al semejante a través de la pantalla.
  3. El encierro adolescente o la inversión de la escena primaria, iniciación sexual- dificultad al contacto físico.

a) Desde S. Freud en su artículo “Metamorfosis de la Pubertad” hasta autores post-freudianos (franceses y americanos) coinciden en que no hay operación psíquica más dolorosa que «el desasimiento de la autoridad parental”. Este desasimiento implica duelos, aceptación del carácter «irreversible» de la pérdida del cuerpo infantil, la idea de los padres de la infancia que acarrean procesos de des–identificación, instalación de nuevas identificaciones que implican a su vez la elaboración de los restos edípicos, asunción del propio deseo, elección de objeto… todos estos procesos psíquicos que no se transitan sin Angustia.

Angustia que permanece a través de todas las épocas cualquiera que sea su marca simbólica cultural. Angustia de castración en sus distintas modalidades: en términos de metamorfosis, transformaciones que inauguran la definitiva constitución sexual, pasar de la satisfacción en el propio cuerpo (auto erótica), a las vicisitudes de la elección de objeto de diferente modo para hombres y mujeres, aparece el cuerpo del otro como soporte de la satisfacción.

Para Lacan: se trata del despertar y acentúa la cuestión del tiempo, un nuevo encuentro con un tiempo de desamparo donde se prueban distintas respuestas.

b) Hoy los adolescentes utilizan la computadora, celulares etc. para sentirse acompañados en el momento del día que deseen y sin obstáculos, con una respuesta inmediata a su demanda, en muchos existen verdaderos síntomas de abstinencia, si no pueden «ver» cada media hora en su celular los chats, lo que les está pasando a los otros, desesperan diciendo que: «si no tengo celular, me quedo aislado del mundo.» Alcanza con que alguien les mande un mensaje para sentirse acompañado. El contacto, aunque sea virtual, alivia, generándose en adolescentes muy comprometidos en su adicción a las redes sociales una versión sintomática de la utilización de estos medios que ofrece la cultura: se tapona la falta de la presencia real del Otro con un objeto de características fetichistas ayudando a negar la ausencia del Otro, una modalidad de tipo fóbico, juego presencia-ausencia virtual que crea la ilusión «de ser para el otro» cuando en realidad «se está» solo. Cuando se satisface sólo la mirada se crea la sensación de también «ser mirado» (miro para ser mirado) autoerotismo sustituyéndose el contacto físico con el semejante, similar a la satisfacción masturbadora. («puro chateo»)

A veces asistimos a verdaderos fenómenos de fetichización o de una especie de cordón umbilical invisible? (ej: pacientes en el consultorio que no pueden desprenderse del celular, ni aceptan apagarlo).

Qué zona del cuerpo es la más estimulada por esta ansiedad de «ver» y no perderse nada? Cuando S. Freud se refería al placer previo y el displacer (punto 1 de m de la pubertad) hacía mención a que las zonas erógenas se insertaban en un nuevo orden en el importante papel de la excitación sexual, y para su introducción e iniciación el OJO prestaría un gran aporte aumentando la tensión que se suma a la que proviene de los genitales.

c) El adolescente se retira del ambiente familiar, se encierra en su cuarto (antes era a leer o escribir en su diario, hoy es en su facebook ,blogs, etc.) intentando transferir la libido a otra parte que no sea a sus padres.

En estos tiempos de imágenes y respuestas vertiginosas pareciera que nos quedamos sin tiempo para la elaboración de las fantasías, miedos e incertidumbres «estar on line 24hs.» facilita la desmentida de la angustia de la elección de objeto o tal vez ayuda a postergarla más aún. Adolescentes solos en su cuarto, sin que nadie les diga lo que deben desear, en un «como si» del sentimiento de autonomía huyen de toda forma de deseo se ponen ellos mismos las prohibiciones y exigencias para negar el sufrimiento que les produce el encuentro real con un semejante, su contacto físico (tema que abordó la Lic. Beatriz Janin en el video) quizás evitando así una posible desilusión afectiva.

Estar solo en el cuarto «conectado», no significa soltar la mano de los padres más bien provoca en ciertos padres una mayor atención y mirada sobre ellos.

Se invertiría la posición del sujeto en la escena primaria? los que quedan afuera ahora son los padres queriendo saber que pasa adentro de ese cuarto?

La tecnología deja a los padres afuera a veces por su complejidad en la comprensión, pero esto no significa que se borre la confrontación generacional por el supuesto «mis viejos no saben nada de esto», más bien los jóvenes tendrán que sumar una nueva desilusión mis padres «no lo pueden todo», renovada angustia de castración y herida narcisística mediante hasta lograr avanzar en el camino a la subjetividad acompañados por los adultos que no deberían abdicar en su rol.

La tecnología como objeto de consumo se caracteriza por su poder de seducción y éste encuentra su raíz más potente en la transformación de ella en espectáculo (exposicíon de lo privado, fotos íntimas etc. en público).

Aceptar los mensajes tal cual son, sin ningún cuestionamiento acerca de qué pensamos de lo que vemos o escuchamos, más la devaluación de la función paterna, hace muy difícil la formación de la subjetividad. La falta de orientación y de diálogo de los referentes paternos, agrava la situación.