La simulación en la lucha por la vida 100 años después. Una defensa frente al parricidio

Por Dr. Osvaldo Bodni Psicoanalista, miembro didacta de la APA

“La simulación en la lucha por la vida” es una famosa tesis de José Ingenieros, publicada poco antes del que sería el primer comentario latinoamericano sobre Freud. Su investigación denunció los secretos, simulaciones y mentiras que se utilizaban en las distintas negociaciones sociales. Hoy la prolongación de las expectativas de vida ha dado lugar a un conflicto intergeneracional que agregaría a esta obra un capítulo nuevo, sobre la simulación en el envejecimiento humano, como defensa frente a la amenaza biológica, erótica, o social de destitución.

I

“La simulación” fue su tesis doctoral presentada en 1909. La obra todavía es atrapante, y seduce como introducción a la confrontación etaria de nuestros días, objeto de nuestro estudio. El tema que nos interesa, el Complejo de Edipo y el envejecimiento, nos encuentra con hechos sociales impensados hace cien años que hoy son marco de fondo para la supervivencia de los ejemplares de nuestra especie. En efecto, el disimulo, la simulación y la mentira no sólo son habituales, sino también forman parte de pactos entre generaciones, que en la vida cotidiana de hoy inciden en la competencia política, laboral y familiar de las personas, en su vida erótica, y en su consumo.

Los primeros capítulos de la tesis describen la lucha entre las especies, pasando a reseñar las investigaciones de Lamarck y de Darwin sobre los procesos evolutivos, y terminando con distintas formas de engaño en la sociedad. Con intención positivista, Ingenieros toma como referencia el darwinismo social de Spencer y el tratado de Max Nordau llamado “Las mentiras convencionales de nuestra civilización”. Coincidían en señalar a la hipocresía social como forma habitual de las relaciones humanas, en una relación histórica extensa remontada a las mentiras de Ulises y las bíblicas, y hablaban de la complementación de la violencia con el engaño, cuyas formas más importantes describieron como la simulación y la mentira.

II

Para ubicarnos en la época, José Ingenieros estudió medicina casi treinta años después que Freud, aunque sin embargo esta ciencia parecía recién nacida.

Debieron pasar décadas para llegar a los dispositivos de diagnóstico, prevención y cura que prolongaron la vida hasta la extensión demográfica actual. Y tanto en la semiología de Freud como en la de Ingenieros se comenzaba con un minucioso interrogatorio, esencial para comenzar a incluir la enfermedad en una clase. Las lagunas mnémicas en el relato de las histerias, y el sorprendente hallazgo freudiano de lo que pretendían disimular, evidentemente producían la particular sensación de estar frente a algo importante.

En cuanto a la actualidad, el crecimiento demográfico se presenta con una proyección progresiva del envejecimiento, y esto ocurre por primera vez en la historia: Ban Ki Moon pronostica 2000 millones de mayores de 65 años para el año 2050. En este cuadro novedoso las generaciones se superponen, aspiran a los mismos puestos de trabajo, disputan los espacios, se psicoanalizan, y compiten en la familia desplegando sus capacidades como pueden, muchas veces mediante el fraude. Durar no es suficiente y no alcanza para sobrevivir, frases frecuentes son “mentir un poquito”, y “seguir en circulación”. Mientras tanto, la experiencia acumulada es cada vez más devaluada por la aceleración técnica.

Tomando como punto de partida el proceso patológico, tal como fue descrito por Freud, toda producción psíquica resulta de una ecuación entre una disposición genética, una evolución psicosexual en la se produjeron fijaciones, y por fin un suceso actual desencadenante, que la psiquiatría actual suele llamar estresor. Partiendo de este último, en el proceso de envejecimiento humano prolongado es incuestionable investigar un aspecto traumático. Y esto no sólo porque innumerables problemas médicos pasan de la gravedad a una cronicidad simple, sino porque con la prolongación del tiempo de vida el cuerpo pierde ingenuidad, adquiere importancia como fuente de incertidumbre, y obliga a la conciencia a disponer mayores dispositivos de control. Este proceso también produce una paulatina disminución en la rapidez para resolver problemas y tomar decisiones, cuestionando la libertad del sujeto. En suma, antes de claudicar los adultos mayores tienden a la simulación de un poder no debilitado, para sostener su libertad de trabajar y decidir.

Como es sabido la oferta social impulsa defensas de la imagen disimulando las limitaciones de la edad o incluso el desvalimiento. Son acciones específicas, no patógenas, adecuadas frente a una entrevista de trabajo o un encuentro erótico. Otras veces, avanzando más en el problema, la defensa, que puede ser por ejemplo una desmentida con simulación o mentiras, se realiza frente a situaciones familiares, para influir sobre una decisión que implica desde la institucionalización de una persona hasta la alternativa de continuar en su casa. Agreguemos que el reconocimiento de un rechazo familiar al legado cultural, investido de mucho valor, se traduce en una confrontación dolorosa y manifiesta, y así llegan a la clínica psicoanalítica con problemas nuevos, como una neurosis de destitución que es vivida como traición, al modo de un parricidio simbólico.

Podríamos terminar con ejemplos clínicos pero son demasiados. La memoria de las personas a veces parece tomar vida propia resistiendo la disolución de las evocaciones, promoviendo una acción de seducción para la escucha, con mentiras blancas que pretenden embellecer los relatos de vida, y dotar de una erotización heroica a los viejos recuerdos familiares, para imaginarles un destino sin rechazo. No es difícil advertir que la novela familiar les agrega un romanticismo imaginario para darles un futuro. Quizás este proceso sea el trasfondo de muchos relatos, verosímiles o no: un soborno de placer para atraer la escucha de los sucesores.

Con el paraíso bíblico en crisis, las personas trascienden la finitud de la vida con hijos, adopciones, discípulos o instituciones. Y así ponen en juego dispositivos funcionales para la herencia, con una fuerte carga libidinal sobre los objetos culturales, que acompaña a la reproducción del genoma. En el psicoanálisis de adultos mayores o de sus familiares, se hace esencial reconocer el sentimiento de no haber vivido en vano.

Bibliografía

  • Bodni, O. (1997) Angustia de castración generacional y sentimiento de intrascendencia. Revista de Psicoanálisis APA. T.56, n.3, p.605-614. (Premio Argentino Liniado 1997)
  • Bodni, O. (2010) La existencia doble y la clínica del legado. Revista de Psicoanálisis APA. T.56, n.3, p.605-614. (Premio Fepal 2010)
  • Bodni, O. (2013) La delegación del poder en el envejecimiento humano. Teoría del legado e investidura del sucesor. Área Paidos Ed. Buenos Aires, 2013.
  • Dawkins, R. (1976) The Selfish Gene. Oxford University Press, Oxford.
  • Ingenieros J. (1909). La simulación en la lucha por la vida, Meridion Ed. Bs. As. 1954.
  • Freud, S. (1914) “Introducción del narcisismo”, A.E.
  • Maldavsky, D. (1992) Teoría y clínica de los procesos tóxicos. Amorrortu Editores, Buenos Aires.