Entre deseo y naturaleza el nuevo mapa reproductivo
Amalia Socci, APA
La sexualidad y las problemáticas clínicas actuales que la misma plantea: maternidad, reproducción asistida, reasignación de sexo, complejas presentaciones en la vida amorosa, sexualidades diversas, etc., no pueden ser consideradas sin tomar en cuenta los importantes cambios producidos en lo social, cultural y científico.
¿Cómo enfrenta estas cuestiones el Psicoanálisis cuando el desafío es que la anatomía ya no es el destino? ¿No lo es?
Evidentemente la procreación necesita del útero. Alquiler de vientres mediante, o los bancos de esperma, ¿resuelven la cuestión de género? Nos encontramos con los debates que agita el nuevo mapa reproductivo.
Presentamos -al modo de caso ficcional-, el siguiente ejemplo clínico:
Dos mujeres (género femenino), son pareja y se casan según las leyes vigentes. ¿Una es “el marido” de la otra”?
Una de ellas quiere ser madre, la otra también. Ninguna acepta la penetración.
Se recurre a un banco de esperma y una de las dos (¿cómo se decidió quién?), queda embarazada y tiene un bebé.
El alquiler de vientres hoy es algo común si bien hay países dónde no está legislado (Argentina, por ejemplo), pero creo que la cuestión del Banco de esperma parece tener más vericuetos. Al alquilar se puede conocer o no a la que alquila su útero mientras la que recurre al Banco de esperma, en nuestro país, no puede saber a quién pertenece el semen.
En los bancos de esperma se busca que el donante tenga rasgos lo más parecidos a los de la que será madre. Nunca se sabe quién donó. Es un cúmulo de espermatozoides con carga genética.
¿Se trata de tomar estas situaciones con “naturalidad”, acaso “la naturaleza” nos da respuestas? ¿Es posible disociar de tal modo deseo y naturaleza?
A partir del desarrollo de las tecnologías de reproducción asistida, un fenómeno vital considerado unidad indisociable (óvulos y espermatozoides), se ve escindido
Los óvulos y el esperma se separan de los órganos que los producen y con la gestación por sustitución se separa gestación de crianza.
Nos preguntamos sobre temas tan importantes como identificaciones e identidad, y funciones paterna y materna que sabemos no dependen del sexo femenino o masculino ya que hablamos de funciones.
¿Tenemos la posibilidad real de construir – reconstruir una identidad y sus transformaciones en el contexto en que se desarrolla?
Ya no se trata de pretender o sentir que se quiere otro género, hombre que quiere ser mujer, mujer que quiere ser hombre, para lo cual se recurre a la cirugía buscando una transformación. En este ejemplo que planteamos, se trata de prescindir del hombre como figura masculina, de negar lo necesario que es su presencia, rechazar el contacto sexual y la penetración, tener a otra mujer como partenaire sexual, recurrir a la inseminación “in vitro”. Y por supuesto a un banco de esperma ya que (por ahora) la naturaleza exige óvulos y espermatozoides para la procreación. El material genético masculino ¿ocupa el lugar de la representación paterna? ¿Es la no gestante (la mujer partenaire) que asume esa representación? ¿Cómo se presenta la estructura de parentesco?
En el caso planteado no se requiere alquilar un vientre para la gestación ya que una de las dos mujeres quiere embarazarse. ¿Existe la fantasía de auto engendramiento? No, ya que ambas han acordado tener un bebé.
La realidad fáctica está presente en la gestante y la realidad psíquica se impone en la otra, mera “observadora no participante” (como denominaba David Liberman a las personalidades esquizoides), que no sabemos, ya que no es nuestra paciente, cuáles fantasías encierra el rol aceptado en este simulacro de ¿“ser padre” ?, ¿“ser una segunda madre”? Dirá tuve un hijo, ¿Podemos pensarlo como si fuera un caso de adopción?
No vamos a encarar el tema legal y la legislación al respecto en cuanto a deberes, derechos, obligaciones.
Nadie podrá reclamar la paternidad biológica porque al donar el esperma se renuncia a cualquier reclamo.
Desde el psicoanálisis y la consideración de las fantasías en juego ¿cómo se procede en la clínica y en la vida cotidiana? El tema de la figurabilidad y la representación necesitan ser discutidos.
Presenciamos un despliegue de “como si”. Felicitan a la mamá, la fotografían con su recién nacido, padres y hermanos se congratulan. Hay una realidad fáctica de parición, de vínculos, de parentesco. .En cuanto a la pareja femenina de esa madre, consideremos que si quería ser madre y estaba biológicamente impedida ¿“adopta” a ese bebé hijo de su amor y un desconocido?
Pero si efectivamente podía ser madre gestante, la renuncia ¿qué significación tiene?
Hay multiplicidad de casos y combinaciones Referiré uno muy reciente que está en nuestro país por ser legislado. Dos hermanas, una de ellas A, ya con hijos, la otra B no puede embarazarse por padecer una enfermedad que produciría irremediablemente el desprendimiento de la placenta y la detención de la gestación. Con total acuerdo de ambas hermanas y de la pareja de B, deciden que se hará una fertilización in vitro de óvulos de B y espermatozoides de su marido. Y la hermana A prestará su útero para la gestación, es decir será la gestante de su sobrino/a.
Aparece con claridad la diferencia entre este caso recién citado, y el anterior, del hombre-pareja-padre, es sustituido en un “como si” por el esperma de un desconocido y la presencia de otra mujer-marido.
Creemos interesante considerar los aspectos de-constructivos y las transformaciones que el psiquismo de estas mujeres debe realizar en lo que respecta a sus identidades y sus identificaciones con roles maternos y paternos. O sea, los significantes y sus significaciones, y lo que se transmite o intenta transmitir al contexto que las rodea (familiar, laboral social, etc.) ¿Pueden ser considerados como una particular manera de insertarse en la sociedad?
¿Es esto producto de “la cultura” o es “la desmentida” de las limitaciones que la naturaleza impone? Podemos imaginar que algún día el hombre pueda gestar, o que las mujeres produzcan espermatozoides, pero en la actualidad y en la práctica del psicoanálisis estas situaciones donde la realidad psíquica se transforma en realidad fáctica y viceversa.
Las fantasías y el fantasear invaden el mundo externo y hay quien llega a nuestro consultorio con “su verdad” –a veces delirante a los oídos de algunos, coherente con nuestros tiempos para otros-.
¿Cuál es nuestra posición como analistas si somos consultados?