Apego y sexualidad

Cristina Martínez – Cipolatti, APA

Deseo referirme a la relación entre apego y sexualidad desde la teoría del apego, marco teórico apropiado para comprender la interacción entre apego y sexualidad. El bienestar de las personas se relaciona con la satisfacción de sus necesidades tanto afectivas (vinculación afectiva) como sexuales (satisfacción erótica, deseo erótico, intimidad erótica, contacto físico). Las relaciones entre apego y sexualidad son importantes a causa de que ejercen una influencia directa en cómo se viven las relaciones interpersonales y la sexualidad durante el ciclo vital.

El apego se establece desde la infancia y se desarrolla durante toda la vida. Se define como un vínculo afectivo de naturaleza social que cubre necesidades emocionales y básicas y tiene como función la supervivencia (cercanía) y la seguridad emocional. La conducta de apego se organiza alrededor de las representaciones mentales de la relación que se forma con una persona específica. Se considera que el modelo de interacción entre el niño y sus padres tiende a transformarse en un sistema representacional. La noción de representación se define por la expresión modelo operativo interno del self y del otro. El modo en que se adquieren los modelos se apoya en las interacciones cotidianas que el niño mantiene con sus padres. Con el tiempo, el modelo que el niño construya irradiará también las imágenes que los padres tienen de él. Lo que el individuo se representa es básicamente una relación, una experiencia de estar-con. Un aspecto dominante de la relación del niño con los padres es el modo en que los cuidadores lo traten y lo que el niño se represente en su mente es la relación con su padre o madre y no con cada uno de ellos como una entidad separada.

Las observaciones llevadas a cabo en recién nacidos de la especie humana han establecido que la vinculación del niño con su madre no es resultado de un proceso de aprendizaje, sino que corresponde a la tendencia primaria de la necesidad del otro, más fuerte que el hambre y más precoz que la sexualidad.

El apego se puede entender en un contexto evolutivo en el cual el cuidador proporciona seguridad y protección al bebé quien necesita buscar proximidad con sus padres cuando está bajo estrés o se siente amenazado. El apego es adaptativo ya que aumenta las posibilidades de supervivencia de las personas.

La teoría del apego define el sistema como un repertorio de conductas cuyo objetivo es satisfacer un tipo específico de necesidades. Se describen cinco pautas de conducta que contribuyen a forjar el vínculo afectivo del niño con su madre: succión, aferramiento, seguimiento, sonrisa y llanto. Este sistema se organiza de forma tal que el niño tiende a mantenerse próximo a la madre. El llanto y la sonrisa -tema de los investigadores de la infancia- tienden a acercar a la madre al infante y a mantener esa proximidad; por otra parte, el seguimiento y el aferramiento, aproximan al infante a la madre. El llamamiento también es importante, ya que a partir de los cuatro meses el bebé puede llamar a la madre emitiendo grititos agudos; posteriormente, la llamará por su nombre. La succión es más difícil de clasificar, exigiendo un análisis más crítico. La relación entre apego y sexualidad no es la misma en la vida infantil que en la adulta, pero puede decirse que la sexualidad en el niño surge en el contexto del vínculo de apego.

Uno de los más importantes descubrimientos de Freud fue el papel que juega la sexualidad en la infancia, cómo se manifiesta en diferentes partes del cuerpo y cómo actúa sobre las relaciones con las figuras de cuidado principal. El cuerpo del bebé tiene zonas que le dan placer-sensualidad: la boca, la piel, el ano y los genitales le aportan placer ligados a comer, ser tocado, defecar, frotarse los genitales y ser atendido por sus cuidadores principales.

El niño aprende a besar y ser besado, a abrazar y ser abrazado en relación con las figuras de apego, reconociendo sus sentimientos a través de la comprensión que de él tengan sus padres. Construye una imagen de sí mismo a través de la forma en que el padre o la madre tratan de entenderlo. Si esto no tuviere lugar, el niño puede no ser capaz de percibir sus propias emociones o las de los demás, dificultad que se podrá manifestar en la relación sexual.

El apego localiza la sexualidad en una relación donde está en juego la calidad del vínculo afectivo. Las personas que han tenido una privación extrema en el vínculo de apego durante su infancia o adolescencia o que hayan sufrido abuso sexual físico o psíquico, tendrán un severo empobrecimiento en la capacidad de relacionarse sexualmente, sobre todo en la vida adulta. Harlow, en el campo de la etología, demostró que los monos que habían carecido de la experiencia de una madre real no podían funcionar sexualmente durante la adolescencia o en la vida adulta; por ejemplo, los machos carecían de la capacidad para tener relaciones sexuales.

La capacidad sexual de las personas está relacionada con los vínculos emocionales y físicos que experimentaron en los primeros años de vida, donde pueden tener lugar situaciones que se pueden caracterizar por el grado extremo de excitación, o por la estimulación insuficiente (privación de contacto).

Hay formas de vivir la sexualidad según el estilo de apego. Ciertos patrones en la relación que una persona ha tenido con sus figuras principales de apego permiten observar una tendencia en relación a los vínculos de apego: seguro, inseguro, evitativo, ansioso- ambivalente.

El apego seguro posibilita convivir con una sexualidad satisfactoria. Las personas con apego seguro disfrutan de una sexualidad más plena y satisfactoria; se sienten más satisfechos con su vida sexual, disfrutan en la intimidad y son más capaces de confiar en su partenaire.

Las personas inseguras tienden a tener más presente la expectativa de abandono o pérdida, que se hace evidente en el campo de lo sexual, presentando un menor nivel de satisfacción en las relaciones sexuales.

Los individuos de modalidad evitativa experimentan más dificultad con la intimidad, la cercanía y la resistencia a aceptar al partenaire. El placer sexual puede lograrse a través de relaciones sexuales no comprometidas, experimentando mayor dificultad con la cercanía en la relación sexual.

Por otro lado, las personas con un vínculo de apego ansioso-ambivalente expresan deseos de cercanía combinados con el temor a ser abandonados y a no ser suficientemente deseados.

Para finalizar se subraya que:

  • Las experiencias más relevantes de una persona tienen lugar durante los primeros contactos con los padres y, de acuerdo a cómo estos atiendan sus necesidades y emociones, el niño aprenderá a comportarse con seguridad y exploración hacia su entorno o con ansiedad y miedo.
  • La sexualidad puede ser asociada al apego, pero también puede darse que se asocie a otro tipo de conducta, como la exploratoria, que tiene lugar cuando el individuo se aleja de su base segura para buscar nuevas ocasiones de aprendizaje.
  • ¿Cómo hablan los pacientes de sus experiencias sexuales en terapia? La forma en que lo hacen expresan las características de la persona: la actitud que la familia de origen tenía respecto a la sexualidad; el contexto socio-cultural en el que se educó, su edad; su identidad de género.