El escrito psicoanalítico y la escritura de tesis y ensayos

Mirta Goldstein, APA

Los psicoanalistas entendemos la escritura como una operación del inconsciente pues el mismo inconsciente es la escritura de los conflictos psíquicos, de las fantasías, de los deseos, de las palabras oídas y las imágenes vistas. O sea, que lo inconsciente funciona como un muro virtual donde se graban las experiencias, los traumas, los deseos los que quedan allí guardados construyendo la historia de cada quien, como pueden hacerlo las pinturas rupestres o los jeroglíficos.

El psicoanalista, entonces, es un lector que lee con su escucha; su práctica es de desciframiento de la memoria guardada desde el primer llanto del bebe. Por lo tanto, lo inconsciente no es una memoria estática sino abierta a su reescritura, y el psicoanálisis es una práctica de la escucha que requiere de escribirse para formalizarse.

Esta práctica de escucha e interpretación, transforma la angustia en síntoma, y el síntoma en una posición diferente del sujeto analizante en el discurso y los lazos sociales.

La dupla lector-escritor se halla presente en dos tiempos bien diferenciados de la clínica analítica.

El primero es el tiempo de la praxis propiamente dicha, tiempo de la escucha en el que analizante y analista se reescriben a sí mismos, reescriben otras versiones a la novela neurótica.

El segundo tiempo corresponde a la praxis, por parte del analista, de lo que aconteció en un análisis. Entonces, ¿hay una literatura psicoanalítica? Sí, y forma parte de la posición del analista que escucha y escribe.

¿Qué escribe el analista?

La literatura psicoanalítica consiste principalmente en investigaciones teóricas y/o clínicas y en ensayos temáticos. En ambos casos se necesita seguir algunas reglas o lineamientos a cumplimentar que a veces inhiben el acto de la escritura.

Muchos analistas cursan una maestría, una especialización o un doctorado los que concluyen con una tesis, otros escriben para publicar en las revistas especializadas.

Dado que la escritura de tesis y ensayos requiere de sistematización y trasferencia clara de ideas y teorías, aparecen inhibiciones y postergaciones.

Para vencer inhibiciones y dificultades, propongo distinguir los siguientes recursos y obstáculos:

  1. Investigar o desarrollar una temática supone poder entrecruzar lo ya sabido y escrito con lo factible de descubrirse. O sea, conocer un saber ya sabido, por un lado, y tropezar con la sorpresa de lo no descubierto aun, por otro.
  2. Investigar y escribir pueden considerarse no sólo un medio, un camino, sino una función. Función es algo incorpóreo que se constituye en agente de una relación entre términos significantes, el nexo entre dos órdenes de relaciones diferentes, nexo que no estaba antes por lo cual requiere ser nominado, formalizado en alguna escritura y transmitido con valor social. En este sentido la investigación como función que escribe y ordena el saber, puede llegar al “descubrimiento” de una relación novedosa, o una revisión de lo ya sabido que pueda reinsertarse en el tejido de un conocimiento.
  3. La elaboración de cualquier investigación comprende: 1- importación y exportación de saberes intradisciplinarios e interdisciplinarios, 2- análisis y aplicación de modelos y escrituras, 3- constatación de efectos discursivos en la investigación misma y en los resultados trasladados a los lazos sociales o científicos, 4- efectos de transmisión producto de giros discursivos.
  4. El escrito, fechado como obra, se constituye en testimonio del autor que requiere ser leído, interpelado e interpretado.
  5. El texto nace del encuentro azaroso entre el apremio por escribir y las sucesivas reelaboraciones; esto equivale a confrontarse con las formaciones del retorno de lo reprimido (errores de ortografía y sintaxis, dificultades de comunicación y/o expresión, etc.) que no solo invitan a la corrección sino a limpiar lo escrito de ideales y creencias.

Los retrasos en la formalización de un escrito se deben a varios motivos: 1- una transferencia ambivalente con el director, con la temática o con el modelo metodológico elegido, 2- una exigencia desmedida respecto de la producción que impide recortar el campo temático y la dilucidación de las hipótesis principales y auxiliares.

Mi experiencia en la dirección de tesis, me ha revelado que en los comienzos los escritos muestran en qué se halla enmarañado el escribiente; esto se ve claramente en los esbozos preliminares, en los anteproyectos y en la dificultad para comenzar una tarea de acopio de material. En estos primeros momentos la función del director de tesis es capturar la lógica del proyecto incipiente y destrabar los obstáculos del escribiente con sus hipótesis.

El director debe poder y sostener al escribiente hasta que encuentre la escritura más apta que le permita expresar y transmitir lo que de original hay en su pensamiento. Dirigir una tesis implica respetar la invención y autoría de un “otro” que el texto escrito muestra como producción singular, de lo contrario conduce o a la inhibición, la postergación o al fracaso.

En segunda instancia la función del director es deshacer las contradicciones que se plantean a los investigadores e intentar resolver las siguientes preguntas: ¿cuáles son los caminos de justificación y verificación de las hipótesis?, ¿qué es circunscribir y concluir una investigación?, ¿cómo indiciar la bibliografía? ¿Cuál es el mejor camino para transferir y transmitir los resultados de la investigación?

¿Podemos decir que la investigación y la escritura constituyen una praxis?

Una praxis es una acción concertada para tratar lo Real por lo simbólico-imaginario, luego es solidaria con el método analítico y con la práctica del discurso universitario. Es en la línea del discurso universitario que para Lacan hay producción de tesis y nombre de autor.

La autoría proviene de la autorización a decir la experiencia singular que se ha tenido con la elaboración conceptual, con la praxis clínica y con los resultados obtenidos.

Justamente la escritura está al servicio de la transmisión del psicoanálisis y de los resultados obtenidos en las diversas investigaciones teórico-clínicas.

En síntesis, pienso que hay una literatura psicoanalítica que constituye una praxis y cuya función es la de transmitir los resultados que se van gestando y que complejizan las ideas y conceptos.