Breve semblanza de las homosexualidades y la cultura

Castigada en el judaísmo y en el cristianismo, y prohibida por los musulmanes, la homosexualidad estuvo presente desde el comienzo de los tiempos.

Muchos homosexuales padecieron persecuciones, murieron en las piras en el Medievo, en los campos de concentración nazis, encarcelados, deshonrados, exiliados. En todo ese proceso de persecución o de ocultamiento, algunos nos dejaron obras de arte que perduran en el tiempo. La poesía de Safo en la Grecia antigua, la música de Piotr Ilich Tchaikovski, las obras de Oscar Wilde, o los poemas de Verlaine y Rimbaud.

Nacida en la isla griega de Lesbos, Safo (650/610 – 580 AC) fue una mujer muy culta en el seno de una familia aristocrática de la isla. En La Casa de las Servidoras de las Musas, una especie de academia, enseñaba a sus discípulas a recitar poesía, a confeccionar coronas de flores, a cantar, etc., y por sus poemas encontrados (el único referente de su biografía que queda) se deduce que tenía relaciones eróticas con alguna de ellas. De allí que sea el paradigma del amor entre mujeres, y que la homosexualidad femenina sea llamada lesbianismo por su procedencia de esa isla griega. Escritos con claridad sus poemas dan cuenta de ese amor.

Escultura de Safo. Palazzo Massimo alle Terme, Roma. Foto Paolo Monti, 1969.

A Una Amada

Paréceme a mí que es igual a los dioses el mortal que se sienta frente a ti, y desde tan cerca te oye hablar dulcemente y sonreír de esa manera tan encantadora. El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho. Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye en seguida por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta…

Una amada ausente (VI)

Te igualaba a una diosa insigne, y tú te embelesabas con su canto como con otro ninguno. Pero se fue, y ahora sobresale entre las damas lidias lo mismo que la luna de rosados dedos eclipsa todas las estrellas una vez puesto el sol. Y su brillo baña de plata el mar salobre, e ilumina las campiñas floridas, donde ha caído el rocío y han brotado las rosas, el tierno perifollo, las dulces flores del trébol.

Mas en el ajetreo de su nueva vida no deja de añorar el cariño de su amada Atis, y en el pecho le duele de nostalgia el corazón

Piotr Ilich Tchaikovski, nacido en Rusia en 1840 y muerto en 1893, fue un compositor de obras para ballet, sinfonías, conciertos. Casado con una antigua alumna perteneciente a una clase aristócrata empobrecida, tuvo una relación compleja con su mujer y parece haber indicios de su homosexualidad que, en una época tan distante de la de Safo, no podía ser reconocida y debía ser ocultada a los ojos de la sociedad toda. Los últimos años de su vida fueron bastantes tortuosos y se especula con que su muerte no fue por el cólera, sino un suicidio. Igualmente dejó una música que, criticada como poco relevante por algunos, y enaltecida por otros, continúa conmoviendo a los amantes del ballet, de la ópera y de la música en general.

Piotr Ilich Tchaikovski

 

Oscar Wilde, nacido en Irlanda en 1854 y muerto en París en 1900, fue un dramaturgo exitoso, poeta y escritor. En mayo de 1884 se casa en Londres con Constance Lloyd con la que fue padre de dos hijos.

En 1895 es acusado por el padre de su amigo Lord Alfred Douglas frente a un tribunal que lo juzga y lo encuentra culpable de sodomía e indecencia, condenándolo a dos años de trabajos forzados en la prisión de Reading. Es allí en donde escribe poco antes de cumplir su condena De profundis, una larga carta que dirige a su antiguo amado.

Oscar Wilde

De Profundis (fragmentos)

Pero mi culpa no estriba en no haberme separado de ti, sino en haberlo
hecho demasiadas veces. Durante todo el tiempo que abarca mi memoria,
he roto mi amistad contigo regularmente cada tres meses, y cada vez que
esto ha sucedido, has conseguido, valiéndote de súplicas apremiantes,
telegramas, cartas, de la intervención de tus amigos y de los míos, y otras
cosas análogas, hacerme cambiar de modo de pensar y que te dejara volver
junto a mí.

Los dioses son caprichosos. No sólo nos imponen el castigo de
nuestros vicios sino que nos pierden, utilizando lo que en nosotros hay de
bueno, noble, tierno y humano. Sin la compasión que me hizo inclinarme
hacia ti y los tuyos, no fluirían ahora tantas lágrimas mías en este terrible
lugar.

Claro es que en nuestras relaciones veo yo, no sólo la mano del
destino, sino la huella de la fatalidad; de la fatalidad que siempre camina
rauda, porque el fin que persigue es el de hacer derramar sangre.

La relación entre Paul Verlaine, Metz, Francia (1844-1896), y Arthur Rimbaud, Charleville, Francia (1854-1891) fue apasionada y despiadada. El primero, ya un poeta casi famoso de 27 años y casado con Mathilde Mauté, y el segundo un joven provinciano de 16, se encontraron en París en 1871. A partir de allí sus respectivas vidas cambiaron para siempre, comenzaron una relación erótica que pasó por distintos grados de maltratos, abandonos y vueltas a comenzar. Se fueron juntos a Londres y también a Bruselas donde frente a la amenaza de abandono Verlaine le disparó a Rinbaud tres tiros, uno de los cuales lo hirió. Verlaine fue juzgado por ello y hallado culpable, su mujer habiendo vivido ya muchas veces estas situaciones de acercamiento y alejamiento de su esposo y ante su encarcelamiento de dos años, se divorció de él.

Luego de salir de la cárcel se encontraron por última vez en Alemania en 1875. Verlaine fue uno de los poetas simbolistas y continuó escribiendo hasta su muerte. Rimbaud dejó de escribir a los 19 años para ir a recorrer el mundo dejando igualmente una producción que ha tenido una gran y profunda influencia en la literatura moderna.

Verlaine y Rimbaud

Verlaine escribió varios poemas eróticos homosexuales, de los que transcribimos unos fragmentos

Balánida (fragmento)

I

Es un corazón pequeño,
la punta al aire:
símbolo orgulloso y dulce
del corazón más tierno.
Lágrimas derrama
corrosivas como brasas
en prolongados adioses
de flores blancas.

Aunque no esté parada (fragmento)

Sin embargo, tu sacrosanta parte
dispone de mis manos, mi boca y mi trasero
para el ritual y el culto
a su forma adorable de ídolo.

Luego de separarse, así habla Rimbaud de la relación vivida con Verlaine en Una temporada en el infierno, cuando escribe sobre la virgen demente (Verlaine) y el esposo infernal (Rimbaud).

Una temporada en el infierno (fragmentos) Arthur Rimbaud

El era casi un niño… Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo mi deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.

Ahora yo. La historia de una de mis locuras. Desde hacía largo tiempo, me jactaba de poseer todos los paisajes posibles, y encontraba irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.

Sin duda esta semblanza ha sido injusta con aquellos creadores de los cuales no se ha hablado, pero se trató de mostrar una parte del arte que nos dejaron esas personas que además de ser capaces, inteligentes, innovadores, creadores, etc., eran homosexuales, y esto no como un estigma sino como una característica más de su persona.