Bullying, la caída de la ilusión de la infancia feliz

El tema es complejo, tiene efectos generados desde el orden social, familiar e e intrapsíquico, y a su vez hay un retorno que afecta no sólo la autoestima del sujeto acosado, sino su vida familiar y social. Y retorna con manifestaciones en lo intrapsíquico y familiar, repercutiendo en la sociedad. El tema de la violencia está multideterminado y considero que no habría que pensar a “la víctima” en términos del masoquismo, ya que sería hacer un reduccionismo que no ayuda a resolver el nudo. Pensarlo en términos de masoquismo, es pensar desde un binarismo intrapsiquico que no toma en cuenta otros factores que hacen a la complejidad del mundo en que vivimos.

El acoso escolar consiste en la intimidación entre pares, va de las bromas a la marginación o incluso el abuso con connotaciones sexuales, agresiones físicas o cyber-acoso.

Considero estos comportamientos violentos como una respuesta a un conjunto de situaciones conscientes e inconscientes, que devienen de circunstancias conflictivas que responden tanto a las características del grupo, como a las del alumno/a, tanto a los acosadores como a los acosados. Están involucradas las familias y la sociedad.

Decir que el acosado tiene algún rasgo que lo diferencie en cierto grupo, no es lo mismo que decir “por algo será”. Muchas veces el acosado está viviendo alguna situación difícil a nivel familiar, o tiene pocos recursos internos para integrarse o su nivel madurativo no corresponde a la edad cronológica. O bien, el grupo tiene un monto de agresividad que busca depositarlo en alguien. Hay alumnos que se identifican con ideologías racistas de los padres o de su comunidad y responden actuando dichas identificaciones con algún compañero.

Se debe tener en cuenta que en ciertos grupos, se activan los peores afectos del o de los acosadores: violencia, maldad, odio, envidia, celos, generados frecuentemente por sentirse “no mirados, invisibles”, no importa la clase social. Es decir que el grupo “acosador” también tiene ciertos rasgos que los conducen a manifestar violencia. Se generan interdependencias patógenas que entran en coalición, perturbando el self.

Freud nos habla del poder del líder en la Masa en “Psicología de la Masas y análisis del Yo” (1921), y en el “Malestar en la Cultura” (1930); nos muestra la pérdida de valores y la denostación en el afuera, de los aspectos más rechazados del sujeto

Muchos siguen a los violentos por temor a pasar a ser ellos “la víctima”, prefiriendo identificarse con el agresor que sufrir la burla y la violencia.

Algunas veces “víctima” puede pasar a ser el “victimario”, como en los casos de los alumnos que aparecen con armas y matan a cualquiera que se aparezca en su colegio, en representación de los que lo agredieron durante años, sin que ningún adulto intervenga. Por esto, hay que tener muy en cuenta a los alumnos silenciosos, que muchas veces no son registrados, y pueden estar acumulando resentimiento por la exclusión.

Pensar el bullying como síntoma es entenderlo como “síntoma complejo”, sería la respuesta frente a la vivencia de la pérdida de la “mirada”, de la “contención”, del “amor” del adulto y de los pares, de la corrupción y de la caída de los valores.

¿Cuáles son las intervenciones necesarias?

Lo que define una intervención adecuada no tiene que ver con lo formal sino con las teorías que están en la base de nuestro pensamiento, que son la guía en dicha intervención. Es fundamental la capacitación docente, los adultos no pueden “mirar para otro lado”.

El conflicto tiene que ver con posiciones antagónicas, intolerancia, violencia; y siempre se co-crean. Es importante salir del binarismo inocente-culpable, para “ampliar la mente” y poder pensar la complejidad.

Para lograr crear un clima propenso al diálogo, es importante darle lugar a “las vivencias”, no pretender llegar a “la verdad”, sino que lo importante es que los implicados en el dilema, puedan comprender la vivencia del otro. Quizás también identificarse. Poder ayudarlos a co-construir la idea de futuro para salir del rencor.

“El concepto de diálogo alude a la co-creación de significados, realidades y relaciones a través de –y entre– personas. Comprendiendo al diálogo no sólo como el acto por el cual éstas se comunican, sino como un proceso ontológico y existencial en el que las personas se constituyen y constituyen los lazos familiares y sociales en los que participan” (Martin Glozman).

Este es un aspecto que tenemos muy en cuenta en los encuentros grupales o bipersonales.

Desde el Psicoanálisis y el Psicoanalisis Multifamiliar, y el Dialoguismo, tenemos multiples recursos para abordar estas situaciones y aprender a visualizar los riesgos. Los docentes no están preparados para la hipercomplejidad de las situaciones que deben enfrentar y su función actual, no sólo tiene que ver con la transmisión de los conocimientos. Un aspecto fundamental de la escolaridad es la función sociabilizadora.