Homoparentalidades, Familias que incluyen la diversidad de género
Eva Rotenberg, APA
Una nueva revolución Copernicana sacude al Psicoanálisis; la postulación sobre el descubrimiento de la sexualidad infantil, el Complejo de Edipo y la conceptualización de la “psico sexualidad” hoy sufre un desborde. El psicoanálisis no sabía “todo” sobre la psicosexualidad: la sexualidad fluida, el género neutro y los múltiples géneros que escapan al binarismo de la biología, impactan la teoría y nuestra clínica.Eva Rotenberg
Introducción
Para abordar la constitución de familias no convencionales, debemos repensar como se constituye la diferencia sexual, tema en cuestión. Hace años (2010), he despatologizado la homosexualidad, no hay una homosexualidad, como tampoco existe una heterosexualidad. Hay Heterosexualidades y Diversidades sexuales neuróticas, psicóticas y perversas.
Usando la Metáfora de la Revolución Copernicana donde el hombre debió aceptar que la tierra no era el centro del Universo. Otra revolución fue la de Freud cuando mostró que el hombre rige sus actos más por la determinación inconsciente que por la consciencia, representando esto una afrenta a su amor propio.
Una nueva revolución Copernicana sacude al Psicoanálisis y nuestra clínica; la postulación sobre el descubrimiento de la sexualidad infantil, el Complejo de Edipo y la conceptualización de la “psico sexualidad”, no del instinto, hoy sufre un desborde. Descubrimos que el psicoanálisis no sabía “todo” sobre la psicosexualidad: la sexualidad fluida, el género neutro y los múltiples géneros que escapan al binarismo de la biología, impactando en la teoría y en nuestra clínica.
El Psicoanálisis, como teoría y los psicoanalistas como especialistas se ven confrontados con la necesidad de problematizar la sexualidad humana dado la diversidad de identidades de género y de elecciones de objeto, que no estaban pensadas, ni representadas dentro de la teoría, salvo como patología. Nos vimos sorprendidos por manifestaciones en la cultura, multiplicidad de identidades sexuales actuales, presentaciones polimorfas, mostrándonos siempre que el conocimiento nunca es totalmente abarcable. El tema que nos convoca, nos lleva a pensar la estructuración psíquica y la construcción de la identidad sexuada, salir del solipsismo intrapsíquico que llevó a pensar las pulsiones como excitaciones nacidas en el interior del cuerpo. En la Conferencia 31 de Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis (1932), Freud dice “Donde ello era, el yo debe advenir”, el yo es un yo escindido, pero sin embargo, las funciones del yo son centrales para el sujeto. El ello, asidero de las pulsiones, pero también del deseo de los padres, cuánto va a favorecer o no el advenimiento del Yo. Y ese Yo será un yo que pueda implementar la capacidad de sus funciones potenciales? Podrá devenir sujeto de sus deseos? O será un yo mayormente escindido, doblegado al deseo y mandatos de los otros? El ello no es una instancia solipcisita, está conformado no solo por mociones pulsionales, sino también por los deseos, traumas y fantasmas de los otros significativos desde antes de nacer.
Construcciones identitarias
Deberíamos salir del pensamiento binario
para pensar sobre “todo lo que es humano”
Milan Kundera
Nacemos con un sexo biológico, en tanto que el género es una construcción identitaria cuya relación con la anatomía puede o no coincidir, abriendo múltiples presentaciones posibles relacionadas con lo que mis pacientes han compartido en confianza, acerca de sus sufrimientos infantiles secretos reconstruidos en la sesión, sabiendo que no serán juzgados por mí.
Ante las nuevas construcciones identitarias, podemos ampliar su comprensión dinámica si revalorizamos las interdependencias tempranas entre padres e hijos y el psicoanálisis relacional.
La resolución del Complejo de Edipo no es lineal, en cuanto a identificaciones con el progenitor del sexo opuesto o del mismo sexo, pero no es solo la salida del Edipo la que determinaría la elección de objeto o la identidad de género. Debemos adentrarnos en zonas arcaicas de la constitución subjetiva, zonas indefinidas producto de relaciones pre edípicas e incluso de deseos y traumas parentales pre natales. Es decir, adentrarnos en el Edipo de los padres es pensar las complejidades psíquicas.
La identidad de género vuelve a confirmar la importancia de la realidad psíquica más allá de lo real y la salida de las posiciones binarias. Estas nuevas conformaciones identitarias, realidades que se han legalizado en muchos países de occidente, nos hace repensar el lugar de la pulsión y el otro en la psicosexualidad, pensar en la construcción del género y la identidad sexuada, nos conduce a re definir la perversión, la construcción de la categoría de la diferencia y especial énfasis en el tema de la sexualidad infantil y la definición de género en los niños.
Estos cambios y sus efectos particulares constituyen crisis de referencias simbólicas, que han producido la denominada declinación de la Ley Paterna. Como lo explico, no hay un borramiento de la Ley Paterna, sino que ésta, que he denominado “función de terceridad”, no ha quedado ligada a la figura del hombre como garante.
Joyce Mc Dougall (1990) ha sido una pensadora sumamente respetuosa de las resoluciones de las personas que la consultaron, complejidades psíquicas que llamó “creativas”, incluyendo a las neosexualidades.
El psicoanalista hoy, debe poder albergar en su contratransferencia la complejidad de la transferencia del paciente, que moviliza diferentes aspectos no conscientes del analista. Por esto es necesario sostener el propio análisis y no encasillar en diagnósticos sino comprender el sufrimiento humano. En este sentido, es imprescindible nuestra formación continua. La deconstrucción de estructuras binarias en el psicoanálisis, se inscribe hoy en una mirada intersubjetiva, no se definiría a la mujer en relación al deseo del otro, la maternidad no es destino, es elección; pensar a la mujer en relación con otros modifica las posiciones en ambos sexos. Esta posición nos lleva a una exigencia psíquica por la necesidad de desarmar lo que ha sido considerado como natural en el imaginario social que ha permanecido fijado a lo biológico desde el origen de la cultura, sostenido inclusive por el mito bíblico de Adán y Eva que nos dice que para tener niños se precisa de un hombre y una mujer. Para concebir hijos se necesita, por lo menos hasta hoy, óvulos y espermatozoides, pero no necesariamente una pareja heterosexual. Concebir no implica ser padres, hoy. Para ser padres, no es necesario que sean de diferente sexo. Estos constructos, que parecían pilares inamovibles no permitían ampliar la comprensión de los pacientes, constatamos como dijera Freud (1905,1920) que la sexualidad humana debe pensarse desde la realidad psíquica.
Si bien existe el término lesbianismo para referirse a las mujeres, pareciera que se ha aglomerado “la relación con alguien del mismo sexo” en el término “ Homosexualidad”. Dejando de lado las identidades trans y las posiciones bi sexuales.
Debemos pensar las homoparentalidades dentro de un contexto de estudio de la Psicosexualidad en el Siglo XXI. En este siglo pensamos un psiquismo que se construye en relación, interviniendo: la cultura, lo intersubjetivo, lo intrapsíquico y lo pulsional.
Es importante considerar el contexto en el cual se han desarrollado las resoluciones del Complejo de Edipo de los padres, no solo del hijo.
Construcción de la categoría de la “diferencia”
Me interesa exponer mi pensamiento que aplica nuevos conceptos psicoanalíticos acerca de la construcción de la categoría de diferencia como organizador del psiquismo, saliendo del binarismo fálico-castrado. Considero que la diferencia sexual anatómica se construye desde otros organizadores mentales previos, que si no se producen, no se construye el reconocimiento de la diferencia sexual anatómica.
Marco desde hace años, la diferencia entre el sexo biológico con el que se nace y el género que sería una construcción identitaria que puede ser más o menos estable; y diferencio la identidad de género que alguien asume, de la elección de objeto sexual, teniendo en cuenta que actualmente hay múltiples presentaciones de género y los efectos que producen en el desarrollo de la subjetividad de los hijos.
Debemos diferenciar la elección de objeto sexual que puede ser alguien del mismo sexo o transgénero, etc., a la persona que se asume identitariamente desde un género que se corresponde con su sexo biológico o no. Es decir que debemos pensar en que hay una diferencia entre una construcción identitaria ( no esencialista, sino como pensado como verdadero self) y una elección sexual donde el otro podría ser contingente o podría haber una determinación o fijación a un rasgo como en el fetichismo. Es decir, creo que hay una diferencia psíquica entre la sexualidad migrante, la heterosexualidad, homosexualidad, transgénero como posición identitaria, de la elección sexual que podría ser contingente, estable o con una fijeza fetichista.
Es necesario aclarar aun hoy que la sexualidad en psicoanálisis siempre incluyó más que la reproducción, (incluso hoy, se puede procrear sin sexo), Freud descubrió la sexualidad infantil, que nunca desaparece totalmente en la sexualidad genital. La psicosexualidad adulta, abarca mucho más que la penetración, es más amplia y va desde el encuentro amoroso, a la sexualidad como acto y pura descarga usando al otro como objeto (pura descarga de pulsión de muerte) y a la fantasía que forma parte de la psicosexualidad, pero no necesariamente concuerda con el sexo biológico de la persona que comparte el acto amoroso.
Familias con Padres que se asumen en la Diversidad
Actualmente ya no podemos hablar más de padres del mismo sexo, porque sería dejar afuera las familias trans y otras uniones estables.
Llamo Familia a la unión de dos adultos cuyo vínculo incluye la sexualidad, que ha incluido el proyecto de hijos y tiene acuerdos económicos para su sostén. Es una unidad institucional aceptada socialmente, estén casados o sean convivientes, pero en un proyecto estable.
Pero hay familias donde se incluyen a más de dos adultos. Actualmente hay países que han aceptado otras constituciones básicas en la familia, pero creo que debemos sostener la necesariedad de la prohibición del incesto y del cuidado de los menores. Este punto es básico para la formación de familias que pueden sostener Funciones Parentales para la crianza de los menores.
Las identificaciones no son lineales, son mucho más complejas de lo que se fue desarrollando teóricamente porque están entrelazadas con vivencias propias, heredades transgeneracionalmente y mandatos inconscientes. El psicoanálisis debe pensar la complejidad de la Diversidad como otros temas que tienen que ver con el sujeto y la constitución subjetiva, sin prejuicios pero sin banalizaciones.
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