A ochenta años de la muerte de Freud

Alegre Romano, APA

Sigmund Freud. Su descubrimiento

En esta edición conmemoramos el nacimiento del psicoanálisis, su fundación; así recorremos los cambios que no sólo se han producido en él sino también en la cultura: ambos, psicoanálisis y el contexto sociocultural en interrelación, entendiendo por tal el conjunto de creencias, ideologías, costumbres, que junto a la gestación de la obra, mantuvieron y mantienen vasos comunicantes. Freud fundó el psicoanálisis en la época victoriana, de la que tanto se ha hablado en cuanto a su modalidad patriarcal, lugar de la represión sociocultural y de la sexualidad en sus distintas manifestaciones, el desconocimiento de la sexualidad infantil, el de la familia organizada en la preponderancia del padre; mientras, otros aspectos se desplegaban y aportaban interesantes novedades que admiramos aún.

Su llegada fue un aporte sustancial a la transformación individual y cultural con su aporte princeps: el de inconsciente.

De ahí en más, la cultura de su época hasta la actualidad, actúa entre la resistencia, aceptación y transformación, construcción y deconstrucción de sus aportes ineludibles. La época actual sostiene esos aportes, mientras otros cambios culturales devenidos de otras instancias hacen juego e interaccionan con ellos.

Testigos de nuestra época, se habla de la posverdad que poco tiene que ver con lo que venimos destacando; hoy las creencias tienen un rol preponderante en la mirada y evaluación de los fenómenos de la realidad; funcionan a manera de organizadores que señalan qué ver y qué dejar de lado, orientando las evaluaciones hacia lo que se desea, y acorde a las creencias que ya se tienen; funciona a manera de una operatoria en la que es determinante. Junto a ello se fortalecen los factores emocionales en el lugar de los racionales o críticos, en la búsqueda de la verdad. Se trata de la cultura del relato que se la presenta como testimonio de la realidad, ya que no interesa la búsqueda de una verdad más objetiva. El más que renombrado uso de “cultura del espectáculo” junto a la preponderancia de las redes sociales, la virtualidad en su conjunto, y el exhibicionismo, muestran la diferencia con la cultura de los inicios, cuestión de la que el psicoanálisis no queda indemne.

Freud fue un investigador polémico desde sus inicios en el psicoanálisis. En 1900 escribió a Fliess “no soy en absoluto un hombre de ciencia, ni un observador, ni un experimentador, ni un pensador. Por temperamento no soy más que un conquistador, […] con la curiosidad, la osadía y la tenacidad propias de este tipo de hombre“.

Hoy, en la mayor parte de Occidente, se habla un lenguaje freudiano no reconocido en su verdadera dimensión. Nuestro lenguaje cotidiano está cargado de palabras como narcisista, proyección, represión, ambivalencia, rivalidad fraterna, etc., cuestión no necesariamente favorecedora del psicoanálisis sino tal vez una forma de aceptación que encubre un rechazo.

Con el lanzamiento del número XX de La Época APA Online continúa la tarea de transmisión del psicoanálisis tal como lo hiciera Freud. Invitado por Stanley Hall como reconocimiento público a su trabajo en 1909 Freud expuso en cinco conferencias lo medular de sus descubrimientos en la Clark University. Aunque lo más destacable y sonado fueron las conferencias introductorias en las que desplegó su poder de convicción, llegaron a vender más de 50.000 ejemplares sólo en Alemania.

Escritor prodigioso, fue premio Goethe, aunque no todo lo que escribía le gustaba. Por ejemplo en 1901 el manuscrito de la Psicopatología de la vida cotidiana fue completado y acompañado de cierto desánimo de Freud. Uno de los motivos era el papel que le atribuía a Fliess en el libro: “está lleno de referencias a ti; unas manifiestas para las cuales tú proporcionaste el material, y otras ocultas, cuyo motivo retrocede hasta ti. El lema es también un regalo tuyo”. Freud reflexionaba sobre la relación con su amigo y se lo hacía saber.

En las conferencias solía empezar disertando sobre la psicopatología de la vida cotidiana. El tema de los actos fallidos resultaba esclarecedor y los ejemplos daban lugar a comentarios a menudo humorísticos. También se valía del fenómeno de los sueños para poder llevar a su audiencia desde la interpretación del sentido común hacia una nueva forma de pensar su significado, modalidad que ésta publicación sostiene.

Freud (1856 – 1939) se había preguntado “qué debe hacerse cuando faltan pensamientos o no se encuentran las palabras. Ante esa posibilidad […] tengo una súplica secreta: que no se produzca ninguna invalidez, ninguna parálisis de las propias capacidades como consecuencia de la miseria corporal. Muramos con la armadura puesta, como decía el Rey Macbeth”.

En este número XX de La Época APA Online se presenta un video con una entrevista a José Treszezamsky, Director del Departamento de Historia de la APA.

En “Biografía en construcción” Natacha Delgado escribe sobre la relación entre Freud y el escritor Arthur Schnitzler. Aporta diferencias y semejanzas en los aspectos vitales que transitaron a través de su correspondencia y plasmación escrita.

Gloria Gitaroff nos recuerda lo que Freud denominó “su causa” y cómo el fundador del psicoanálisis llamó a su creación.

Alicia Killner con “El humor, un caldo que hierve en el caldero freudiano”, relata cómo el humor se introduce en lo sagrado y subvierte las grandes convicciones.

Alegre Romano escribe sobre un sueño soñado por el fundador del psicoanálisis, “El secreto de los sueños”.

José Treszezamsky en” Psicoanálisis a vuelo de pájaro”, transita sobre diversos aspectos de la práctica actual en el psicoanálisis.

Pola Woscoboinik en “Das Unheimlich” (“lo siniestro, “lo ominoso”) retoma la idea de compulsión a la repetición, en relación a lo misterioso y extraño que aparece en su naturaleza.

En la sección Otras voces Ricardo Glan hace un retrato de la época, refiere a la guerra y al contexto social, cultural y artístico vienés en el que Freud vivió y su influencia.