La terapia analítica

Alegre Romano

A ochenta años de la muerte de Freud, La Época APA Online lo conmemora con una trilogía que abarca los números 20: El descubrimiento freudiano, en este Nº 21: La terapia analítica, y continuará el homenaje en el próximo número.

El psicoanálisis fue concebido por Freud como un método terapéutico, -entre otros aspectos- cuyo objeto de estudio, lo inconsciente, no entraba ni en el campo de la medicina y ni en el de la psicología. Sus aportes socavaron cierto nihilismo terapéutico de fines de siglo que consistía en clasificar las enfermedades psíquicas sin escuchar al paciente, en cambio la escucha es aquí el pivote del mismo.

La teoría freudiana pone a trabajar un repertorio amplio de conceptos, desde las pulsiones a la cultura y la incidencia de la ley, y cómo la subjetividad padece la coacción de ellos; lo pulsional con su tendencia a la descarga y con afán de supremacía jaquea otros aspectos del psiquismo. Postuló un dualismo pulsional, que resulta una de las piezas más descollantes de su metapsicología, su enfrentamiento como su combinatoria promueven la subjetividad. Pulsión de vida y pulsión de muerte: ésta última hipótesis lo es en relación a su condición repetitiva de desligazón en la vida anímica y se torna una pieza esencial en el trabajo clínico; y laborando con ella la pulsión de vida con tendencia a la ligazón y formación de conjuntos.

La terapia analítica trabaja con el relato del paciente y la escucha del analista; introduce el sentido como recurso interpretativo de la misma manera que las narraciones trabajan con un secreto, el sentido no es algo que se pueda asir y quede sostenido y expuesto, sino aquello que está entre el siempre y el nunca, siempre se está presentando y nunca termina de hacerlo en cuanto a su presentación. Si bien el Psicoanálisis empezó como estudios y terapia de la histeria, en su expansión abarcó la psicosis, la terapia de niños, la perversión, la terapia familiar, la terapia vincular, el tratamiento a distancia, etc.

Rafael Marucco en Ayer y hoy. El desafío de pensar psicoanalíticamente retoma la figura del ajedrez, y la importancia de jugar con un gran maestro capaz de visualizar como será en las jugadas próximas. Jerarquiza los aspectos pregenitales en los motivos de la represión.

En El porqué de la terapia analítica Laura Pugnali expresa que este tratamiento apela a la subjetividad de ambos, analista y paciente, y además propone un diálogo para promover el cambio psíquico entendido como la posibilidad de mirar de manera más libre y creativa el mundo propio y el que nos rodea.

Con Sexualidades y Praxis Psicoanalítica, hoy, Oscar Paulucci resalta lo ineludible de una clínica bajo transferencia, condición sine qua non para producir la operación interpretativa; describe y trae viñetas de películas sobre el riesgo de las identificaciones que clausuran de parte del analista hacia su analizante. También subraya la importancia de la historización, a fin de posibilitar el pasaje de la certeza a la pregunta ¿soy hombre o soy mujer?, que hace a la condición neurótica. El amor tiene lugar de suplencia en esa relación que no se inscribe.

En Apego y sexualidad Cristina Martínez-Cipolllati expresa que el individuo construye una experiencia de estar-con, se representa una relación, un repertorio de conductas que satisfacen necesidades de tipo específico, da seguridad y protección al bebé. La sexualidad surge en el vínculo del apego.

Any Krieger en Los duelos procesados online sostiene que las redes reemplazan los objetos tradicionales del duelo, tienen un efecto terapéutico para desbloquear inhibiciones ligadas a la dificultad con la elaboración de pérdidas, y permite otra formas de expresión.

En Psicoterapia a distancia–PPD. En la búsqueda de nuevas formas de abordar el sufrimiento, Esther Romano y Laura Mejorada abordan esta modalidad terapéutica que es pensada como un salto paradigmático. Se exploran diferencias y semejanzas con el psicoanálisis tradicional; sus indicaciones y contraindicaciones en términos de diagnóstico situacional. Las autoras presentan viñetas de tratamiento psicoanalítico a distancia y supervisión.

La escritura como una elaboración posible de lo traumático: Yiya Amado-Zaffore conjetura la escritura como un nueva forma de “acomodación”, de reinscripción de emociones y pensamientos.

En Sobre el psicoanálisis como práctica literaria Diego López de Gomara reflexiona acerca de lo que llama el trauma del lenguaje, aunque éste sea necesario y constituyente, lo equipara a las líneas de Nazca, a las erosiones del suelo y a transformaciones orográficas por la lluvia. Letra, huella o marca, son aspectos que trabaja; a través de una viñeta clínica destaca lo terapéutico del corte en la sesión analítica.

Otras Voces

Graciela Bianchi conceptualiza en Itinerarios posibles para una escucha analítica que el punto de partida del ser se ubica en el entre, en el con, en el juntos y el ser en común, y que es a partir de esta comunión lo que haría lugar tanto al individuo como al conjunto, y del cual surgirían las singularidades entre otras singularidades.

En este número contamos con autores que ya han escrito junto a otros que se aúnan a La Época APA Online, de APA junto a otras instituciones.