La terapia analítica
Alegre Romano. A ochenta años de la muerte de Freud, La Época APA Online lo conmemora con una trilogía que abarca los números 20
Alegre Romano. A ochenta años de la muerte de Freud, La Época APA Online lo conmemora con una trilogía que abarca los números 20
Rafael Marucco, APA. El título que les propongo plantea una complejidad, por un lado el ayer y el hoy hablan de una diferenciación en el tiempo, sugiere que antes había una práctica y que ella pudo haber cambiado hoy. Sin embargo, tengo mis dudas al respecto.
Ricardo Glan, Director de Mediación Cultural de Ciencia y Arte (MCCA). Un retrato social y cultural de Viena –y en general del Imperio Austrohúngaro– en los años previos a la Primera Guerra Mundial es denominado la Belle Époque o Fin de Siècle.
Pola Woscoboinik, APA. En la traducción de las obras freudianas publicada por Rosenthal (1943) figura “Lo siniestro”; en la de Amorrortu como “Lo ominoso”(tomo XVII-1979).
José Treszezamsky, APA. A 80 años del fallecimiento de Freud nos encontramos con una ciencia en plena expansión. Muchas veces esa expansión se hace al costo de algunos conceptos básicos sin los cuales ya no debería llamarse psicoanálisis y da lugar a confusiones que por un lado desmerecen a esta nueva ciencia y por otro le atribuyen logros que no son sus pretensiones.
Alegre Romano de Cataife, APA. Freud gustaba tomar breves vacaciones con su familia, y uno de esos lugares preferidos era la villa Bellevue, en la que solía vacacionar, allí tuvo el famoso sueño de la inyección de Irma, sueño siempre recordado por la comunidad analítica como la noche del 23 al 24 de julio. El 24 Freud dedica todo su esfuerzo a recordarlo, recuerda mientras lo desmenuza , y así crea secuencias, relaciona presente con pasado, reconoce sus emociones en relación a ciertos pasajes, sentimientos de culpa y dolor, y deseo de no sentirlos propios; trabajo de elaboración que llevó a cabo años antes de escribir el libro “La interpretación de los sueños.”
Alicia Killner, APA. Para comenzar, un chiste, cada quien tendrá el suyo que le parezca más o menos revelador. Una familia judía y atea (un poco como debía ser la de Freud, autodefinido “infidel jew») de clase media alta neoyorquina decide enviar a su hijo a estudiar al Trinity College que, como muchos institutos en toda América, solía ser confesional pero ya no lo es. El joven comienza su educación universitaria y un día, algo socarrón, regresa a la casa a preguntar al padre si sabe lo que quiere, en realidad, decir Trinidad, y a continuación explica: es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El padre con furia contenida toma al joven por los hombros y le contesta: “mira, voy a decirte algo que espero que no te olvides nunca, Dios hay uno solo, y es en ése que no creemos”.
Gloria Gitaroff, APA. Si preguntáramos quién fue Freud, no cabe duda que se lo asociaría al psicoanálisis, y a la conocida imagen del médico sentado en un sillón con su barba y su pipa, ubicado detrás del paciente que le habla recostado en un diván.
Natacha Delgado, APA. Hay diferentes modos de recordar a Freud (1856-1939) a propósito del octogésimo aniversario de su muerte y es sabido que estos modos hablarán más del que recuerda que del recordado. Sin embargo, puede resultar interesante bucear en la recopilación de datos las coincidencias y diferencias que Freud mantenía con sus interlocutores literarios y el uso que hacía tanto de estas lecturas como de los procesos de autoanálisis reflejados en las cartas dirigidas a algunos de ellos.